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La vida es sueño

Dicen que el mundo que percibimos es un reflejo fiel de nuestro mundo interior. ¿Será esto cierto? Algo que me impactó profundamente durante mis años de estudiante fueron los mecanismos de la biología de los sentidos. La ciencia moderna nos explica claramente que todo lo que experimentamos sensorialmente no es más que una interpretación que hace nuestro cerebro de diferentes códigos energéticos en forma de ondas físicas. Así, la “realidad” no es algo objetivo, sino una interpretación, casi como si fuera un sueño.

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Es como el artículo que estás leyendo ahora mismo. Cada palabra, cada imagen, el color de los elementos que lo acompañan… no son más que una interpretación que hace tu teléfono u ordenador a partir de una red compleja de códigos binarios. Estos dispositivos están programados para ello y si cambias el programa, cambiará la interpretación.

Entonces, ¿somos los humanos como una especie de ordenador, interpretando la realidad de forma subjetiva? Y si es así, ¿qué “programa” utilizamos para hacerlo? Es un tema tan fascinante como complejo. La estupa de Swayanbhunath, que hoy te presento, nos puede arrojar algo de luz sobre esta cuestión.

La estupa de Swayanbhunath

Esta estupa no es solo una estructura arquitectónica; es un símbolo viviente de la espiritualidad y la historia del valle de Katmandú. Sus orígenes legendarios, su rica simbología y su rol como punto de encuentro entre el budismo y el hinduismo hacen de este lugar un sitio de profunda reverencia y un emblema perdurable de la búsqueda de la iluminación y la unidad espiritual en Nepal.

La historia de la estupa se remonta a más de 2,500 años, aunque la estructura actual tiene alrededor de 1,500 años de antigüedad. Según la leyenda budista, el valle de Katmandú solía ser un enorme lago. En ese lago, un loto sagrado brotó y floreció en la colina que hoy ocupa la estupa. El nombre “Swayambhu” significa “surgido espontáneamente” o “surgido de la mente”, reflejando la creencia de que tanto la colina como la estupa emergieron de manera divina gracias a la intervención de Manjushri, el Buda de la Sabiduría, quien comprendió que todo surge de la mente.

Explorar la rica simbología de Swayanbhunath podría llevarnos muy lejos, especialmente cuando hablamos de la relación entre las enfermedades y las emociones. Es un tema que trabajamos más a fondo en los talleres que realizamos durante los viajes a Nepal, pero hoy quiero compartir contigo la clave más importante:

La relación entre las emociones y las enfermedades

Los antiguos textos del Tantra de la Medicina explican que, cuando enfermamos, es una señal de que la energía de los elementos en nuestro cuerpo está desequilibrada. Esta misma energía es también la que da origen a nuestras emociones, razón por la cual cada enfermedad tiene un paralelo con una emoción concreta. La energía es como una moneda con dos caras: el cuerpo y la mente.

Cuando nos identificamos con nuestras emociones negativas, tendemos a enfermar con más facilidad. Sin embargo, cuando vivimos desde nuestra mejor versión, disfrutamos de salud o, al menos, la sanación es mucho más rápida. Por eso, los ejercicios de sanación que equilibran la energía a través de la conexión con uno mismo son tan poderosos.

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Simbología sagrada

Este concepto conecta directamente con el próximo elemento a trabajar: el aire. En las estupas, el aire está representado por el parasol o sombrilla que se encuentra cerca de su cúspide. En nuestro cuerpo, el aire se localiza principalmente en la zona del pecho, donde, según los antiguos textos, reside el “aire de la fuerza vital”. Este aire está directamente relacionado con nuestra forma de interpretar el mundo, es decir, con el “programa biológico” que usamos para descifrar los códigos de la “realidad”.

Trabajar con el elemento aire nos ayuda a conectar con nuestro ser interior y a mejorar nuestra actitud ante la vida. Y cuando cambias tu actitud, cambia también la forma en que percibes y sientes tu vida.

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Ejercicio: El aire de la fuerza vital

Esta energía se conoce como Prana Vayu en sánscrito y So Kjin en tibetano. Está profundamente conectada con nuestro corazón y pulmones. Cuando esta energía fluye en equilibrio, sentimos una agradable ligereza en el pecho y una respiración amplia y fluida. Sin embargo, cuando se desequilibra, experimentamos opresión en el pecho o dificultad para respirar profundamente.

A nivel mental, cuando esta energía está debilitada, nos sentimos desconectados de nuestro interior, y suelen aparecer sentimientos de tristeza, agotamiento, ansiedad o agitación emocional. En cambio, cuando el Prana Vayu está en armonía, nos proporciona una gran confianza en nosotros mismos, determinación, y favorece una vida plena, longeva y feliz.

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Instrucciones del ejercicio:

  1. Siéntate cómodamente en el suelo o en una silla. Identifica un conflicto interno que puedas asociar a esta energía. Hazlo sin juzgarte ni culparte, simplemente reconócelo.
  2. Conéctate con tu cuerpo. Imagina que este conflicto está ubicado en la zona del pecho. Acepta esta sensación con ternura y comprensión.
  3. Inhalación: Respira profundamente por la nariz, y sigue el flujo de aire con tu mente hasta el pecho, donde reside el bloqueo.
  4. Exhalación: Libera el aire, imaginando que la respiración sale por tu pecho, llevándose con ella la incomodidad de ese conflicto.

Repite este ciclo varias veces, hasta que la sensación incómoda desaparezca. Notarás un espacio nuevo donde antes sentías bloqueo, un espacio que puedes llenar de amor y vitalidad. Familiarízate con esta sensación y hazla parte de tu día a día.

Puedes repetir este ejercicio tantas veces como lo necesites. Con práctica y constancia, lo que antes te perturbaba dejará de ser un conflicto y aprenderás a gestionarlo con mayor facilidad.

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Con este ejercicio hemos completado el trabajo sobre los cuatro elementos, pero la aventura no termina aquí… ¿Podría existir un misterioso quinto elemento? 🌟 Lo que hemos descubierto hasta ahora es solo una parte del todo. Un nuevo capítulo se abre, y lo que viene podría transformar por completo tu visión del mundo y de ti mismo.

Prepárate para descubrir un secreto de sanación que ha sido fuente de inspiración a lo largo de los siglos. Lo desvelaré en mi próxima newsletter… ¡No querrás perdértelo! 😉

Un abrazo infinito,

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