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Ser uno mismo: la clave de la sanación

La mejor forma de experimentar la plenitud es vivir en sintonía con lo que realmente somos. Desde este lugar de autenticidad, cada célula de nuestro cuerpo, cada circuito energético, y cada rincón de nuestra mente se alinean en perfecta armonía con los cuatro elementos de la naturaleza. Esta es la esencia de la sanación profunda. Pero el gran reto reside en responder a una pregunta crucial: ¿Quién soy realmente?

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Los grandes sabios del pasado nos enseñaron que nuestro cuerpo y mente se forman a partir de los cuatro elementos—tierra, agua, fuego y aire. Sin embargo, lo que somos va mucho más allá de estos elementos. La clave se encuentra en uno de los grandes misterios de la filosofía, la mística y la alquimia: el quinto elemento.

El quinto elemento: tu verdadero ser

Los cuatro elementos no solo moldean nuestra constitución física, sino también nuestro carácter. Cuando están en equilibrio, solemos decir “me siento bien”, “estoy alegre”, “estoy en paz”. Pero cuando se desequilibran, nos sentimos enfermos, tristes, o desconectados. A lo largo de nuestra vida, nos identificamos con estos estados: “yo soy feliz”, “yo estoy triste”, “yo estoy sano” o “yo estoy enfermo”. Sin embargo, la verdad es que no somos ninguno de estos estados.

Los cuatro elementos se manifiestan dentro de un espacio que los contiene y permite su constante transformación, como nubes que se forman en el cielo o películas que se proyectan en una pantalla. Tú no eres ni tu cuerpo ni tu mente, vinculados a los cuatro elementos. Eres ese espacio donde todo sucede: el cielo infinito, la pantalla que lo sostiene todo. Este espacio es el quinto elemento, tu verdadero ser, donde todo es posible.

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Las cuevas místicas: el origen de la sanación profunda

En la antigüedad, místicos, artistas y sanadores del Himalaya desarrollaron técnicas de respiración y conciencia corporal para equilibrar los cuatro elementos, con el fin de acceder a su ser más profundo, a ese espacio de infinitas posibilidades que es el quinto elemento. De este conocimiento ancestral surgieron los yogas que hoy conocemos.

Estos maestros se retiraban durante meses a cuevas remotas, lugares de alta vibración, para perfeccionar sus prácticas y conectar con su verdadero ser. Hoy en día, esos sitios siguen siendo reverenciados y en mis viajes a Nepal, me encanta llevar a los grupos a estos lugares sagrados para practicar juntos estas técnicas de respiración sanadoras.

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Ejercicio: conectar con tu verdadero ser

Ya sabes cómo trabajar con los cuatro elementos, pero ahora te preguntarás, ¿cómo podemos trabajar con el quinto?

A través de los ejercicios previos, habrás notado que al equilibrar los elementos se genera un espacio libre de bloqueos. Este es el espacio que buscamos, donde antes había conflicto, ahora se abre un lugar para el amor.

Cada vez que equilibramos un elemento, también estamos abriendo la puerta a la experiencia del quinto elemento. Hay un ejercicio final, diseñado para profundizar en esta experiencia, centrado en la energía vital que fluye entre la cabeza y el cuello. En sánscrito a esta energía se le llama Udana o Udyana Vayu, y en tibetano Guen Gyu.

Cuando esta energía está bloqueada, podemos sentir pesadez en la cabeza, dolor de garganta o tensión en las cervicales. Mentalmente, podemos sentirnos confusos o desconectados de la vida. Al desbloquearla, logramos ligereza, claridad y una profunda conexión con todo lo que nos rodea.

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Instrucciones del ejercicio:

  1. Siéntate cómodamente en el suelo o en una silla. Identifica un conflicto interno que puedas asociar a esta energía. Hazlo sin juzgarte ni culparte, simplemente reconócelo.
  2. Conéctate con tu cuerpo. Imagina que este conflicto está localizado en la zona de la cabeza y el cuello. Acéptalo con ternura y comprensión.
  3. Inhala profundamente por la nariz, siguiendo el flujo de aire hasta la zona donde sientes el bloqueo.
  4. Exhala imaginando que el aire sale por la coronilla, llevándose consigo cualquier malestar o conflicto.

Repite este ciclo varias veces hasta que la incomodidad desaparezca. En el lugar donde antes había bloqueo, sentirás un espacio amplio y libre. Afirma interiormente: “Esto soy yo, mi verdadero ser”.

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El poder de la elección

Haz este ejercicio cada vez que lo necesites. Con la práctica, aprenderás a no sentirte tan afectado por las dificultades o enfermedades de la vida. Poco a poco, te darás cuenta de que no forman parte de ti y que no tienen el poder de robarte la paz. Más bien, las verás como oportunidades para crecer y acercarte cada vez más a tu esencia.

No siempre podemos elegir lo que nos sucede en la vida, pero sí podemos elegir cómo afrontarlo. Ejercer esa libertad es la mayor medicina. Las técnicas de respiración que has aprendido te ayudarán enormemente en este proceso, y te animo a practicarlas regularmente.

Cuando te familiarices con ellas, puedes aplicarlas todas juntas en una misma sesión.

De corazón, deseo que este camino que hemos compartido te ayude a vivir en plenitud y a sanar en profundidad.

Un abrazo sin límites,

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